Cómo los aranceles de Trump podrían costar miles de millones a los gamers

A mediados de 2019, el entonces presidente Donald Trump amenazó con extender aranceles existentes sobre componentes industriales y otros bienes para productos de consumo populares como iPhones, computadoras portátiles y consolas de videojuegos. Los tres grandes (Microsoft, Sony y Nintendo, competidores de larga data en el espacio de los videojuegos) se unieron para tratar de defenderse de los nuevos impuestos a las importaciones.

“Un aumento de precio del 25 por ciento probablemente pondrá una nueva consola de videojuegos fuera del alcance de muchas familias estadounidenses que esperamos que estén en el mercado en busca de una consola en esta temporada navideña”, escribieron las empresas en un comunicado. carta pública conjunta el 18 de junio de 2019. “Por aquellas compras que se realicen a pesar de los aranceles, los consumidores pagarían $840 millones más de lo que hubieran pagado de otra manera...”

Funcionó. La presión de las grandes empresas, incluidos gigantes tecnológicos como Apple y otros fabricantes de productos electrónicos, obligaron a Trump a retrasar la implementación de los aranceles y, finalmente, concesión de excepciones para dispositivos de consumo populares en su conjunto. No hubo un impuesto del 25 por ciento sobre la Nintendo Switch esa Navidad. La PlayStation 5 y la Xbox Series X/S se lanzaron al año siguiente debido a la escasez impulsada por la pandemia en lugar de los aumentos de precios provocados por los aranceles. La industria de los videojuegos avanzó.

Pero cuatro años después, Trump ganó la reelección con la promesa de imponer aranceles aún más altos a todo lo que compren los estadounidenses. Eso incluye un impuesto de importación propuesto del 60 por ciento a cualquier cosa ensamblada en China y un impuesto de importación del 10 al 20 por ciento a cualquier otra cosa fabricada fuera de los EE. UU. El 25 de noviembre, el presidente electo prometió que se impondrían nuevos aranceles a los bienes de China, así como de México y Canadá. una prioridad del primer díaEl objetivo es aumentar los ingresos fiscales y, al mismo tiempo, impulsar empleos bien remunerados en los EE. UU. Un estudio conjunto publicado a principios de este año por académicos del MIT, Harvard y otros lugares concluyeron que el impacto de los aranceles recientes sobre el empleo fue mínimo. Nadie cree que las consolas de juegos comenzarán a fabricarse en los EE. UU. en un futuro cercano.

No hay recortes de precios a la vista para la generación media

Algunos observadores y expertos de la industria creen que es menos probable que un Trump envalentonado se retire esta vez. “Creo que las empresas se lo han tomado muy en serio esta vez”, dijo Mary Lovely, profesora de economía en la Escuela Maxwell de Ciudadanía y Asuntos Públicos de la Universidad de Syracuse. Kotaku En una entrevista telefónica, le preocupa que incluso si Trump comienza con una oferta inicial más baja que un arancel del 60 por ciento a China, exista el potencial de que una guerra comercial reavivada se salga rápidamente de control. “Eso es lo que está amenazando, eso es lo que podríamos enfrentar”.

Los aranceles son impuestos que se aplican a los bienes importados al país. Se aplican a las empresas que traen los productos a los EE. UU. pero a menudo se transmiten a los consumidores en forma de precios más altos. Los cambios no son uno a uno. Un arancel del 60 por ciento no significa necesariamente que una PS5 o una Xbox Series X fabricada en China costará repentinamente $800 en Walmart o Best Buy. Pero los expertos tienden a estar de acuerdo en que la mayor parte del impuesto afectará los bolsillos de los clientes en lugar de los resultados de las empresas. Walmart, Best Buy y otras tiendas ya estan diciendo Los resultados aún llevarían a aumentos de precios dramáticos en comparación con lo que la gente paga ahora.

La Asociación de Tecnología del Consumidor (CTA), un grupo comercial que representa a cientos de empresas que se verían afectadas por los aranceles, publicó un informe en octubre en el que afirmaba que aproximadamente el 40 por ciento de los costos de los aranceles se trasladarían a los consumidores cuando se trata de consolas de juegos y productos relacionados. “Los consumidores estadounidenses pagarían $7 mil millones más por las consolas de videojuegos”, El informe afirma“Como resultado”, continúa pronosticando, “los consumidores estadounidenses reducen sus compras generales en un 57 por ciento”. Los accesorios y productos relacionados, desde cables de carga hasta televisores, también serían más caros.

“El modelo que utilizamos supone que los proveedores trasladan todos los costos adicionales de las tarifas a los consumidores”, dijo Richard Kowalski, director sénior de inteligencia empresarial de CTA. Kotaku en un correo electrónico. “El modelo también supone que los aranceles incentivan algunas fuentes alternativas. Pero dada la cantidad limitada de fuentes alternativas disponibles, la mayoría de las consolas de juegos seguirían viniendo de China”.

Una Switch pasaría de costar 300 dólares a más de 400. Una PS5 Pro pasaría de 700 dólares a casi 1000. Las tarjetas gráficas Nvidia para construir PC para juegos verían picos similares, al igual que la creciente línea de dispositivos portátiles para juegos de PC como Steam. Deck y Asus Rog Ally. La Switch 2, que se espera que llegue tan pronto como marzo de 2025, podría ver sus ventas del primer año torpedeadas por el repentino impacto de los precios de una consola híbrida casi dos veces más cara en los EE. UU. que su predecesora.

Nintendo es una empresa de videojuegos que ya ha comenzado a trasladar parte de su producción fuera de China y al vecino Vietnam. David GibsonUn analista senior de MST Financial estima que aproximadamente el 50 por ciento de los Switches se fabrican fuera de China en este momento, pero aún prevé que los precios aumentarán hasta un 35 por ciento si entran en vigencia los aranceles propuestos actualmente.

Como alternativa, Nintendo podría intentar reservar su stock de Switch fabricado fuera de China para el mercado estadounidense, que representa aproximadamente el 40 por ciento del mercado mundial de consolas. También estima que la fabricación de PS5 está más cerca del 70 por ciento en China y del 30 por ciento en Japón y otros lugares, lo que significa que los costos aumentarían aún más para el hardware de Sony. La Xbox de Microsoft, por otro lado, ya tiene una base manufacturera diversificada,además del hecho de que la compañía ha pasado gran parte de 2024 minimizando la importancia de vender nuevas consolas.

¿Cómo responderían las empresas mientras tanto? Gibson sugiere que Nintendo, Sony y otras buscarán aumentar las importaciones antes de la juramentación de Trump el 20 de enero y comenzarán a trasladar aún más capacidad de fabricación a otros países como India. “Esperaría un cambio completo a la producción fuera de China dentro de los 12 a 24 meses posteriores a la noticia”, escribió en un correo electrónico a Kotaku. “Por lo general, se necesitan seis meses para instalar el equipo y más tiempo para encontrar o construir las instalaciones”. En ese momento, los costos podrían estar cerca de un 10 por ciento por encima de lo que son ahora, y empresas como Sony podrían buscar absorber más de ellas en un golpe a los márgenes de ganancia para seguir aumentando la base de instalación de PS5. Sin embargo, Lovely sugirió que otros países no están listos para absorber esa demanda. “India simplemente no está lista”, dijo.

Los aranceles podrían alterar radicalmente la trayectoria del juego

Pero los mayores costos del hardware son solo el comienzo de cómo los aranceles podrían transformar el juego en Estados Unidos. Joost Van Dreunen, profesor de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, cree que los aranceles más draconianos cambiarían drásticamente el panorama de las consolas en los próximos años. “Los datos indican que los aranceles no solo afectarían los volúmenes de ventas, sino que podrían alterar permanentemente el papel de la industria de las consolas en la cultura de los videojuegos de Estados Unidos”, escribió en una edición reciente de su Lista de reproducción de Super Joost boletín informativoEn el peor de los casos, estima que las ventas totales de consolas en Estados Unidos caerían por debajo de los niveles de principios de la década de 2000, “a pesar de dos décadas de expansión del mercado y una población de jugadores sustancialmente mayor”.

Un posible resultado de este escenario, especula Van Dreunen, es que los jugadores en los EE. UU. comiencen a buscar otras formas de acceder a los juegos. “Estos aranceles podrían acelerar el cambio de la industria hacia los juegos en la nube, los servicios de transmisión y la distribución transmedia, lo que marcaría una transición clásica de la innovación de contenido a la innovación de distribución en el ciclo del péndulo”, escribió.

Los juegos físicos también podrían desaparecer incluso más rápido a medida que los jugadores cambien a descargas digitales exentas de aranceles y versiones digitales más baratas de las consolas PlayStation y Xbox existentes. O como Mat Piscatella, director ejecutivo y analista de la industria de los videojuegos en Circana, especuló recientemente, las empresas podrían En realidad, aumentar el precio de los juegos digitales para compensar el aumento de los precios de venta sugeridos por el fabricante en los estantes de las tiendas físicas.

Eso sin mencionar a todos los editores, estudios de juegos y negocios relacionados que dependen de que los jugadores gasten cientos de dólares cada año en nuevos lanzamientos, pases de batalla y suscripciones. En los últimos dos años ya hemos visto recortes dramáticos en empresas grandes y pequeño debido a Aumentos de las tasas de interés y un retroceso del auge de la era de la pandemiaLos aranceles efectivamente desviarían aún más gasto de los jugadores de los juegos y de las personas que los crean en un momento en que Algunos analistas argumentan La industria de los videojuegos ya está rezagada respecto de las previsiones de crecimiento anteriores.

“Si se cumplen las promesas de la campaña, espero que los precios de las consolas aumenten y, posteriormente, las ventas disminuyan”, dijo Chris Clarke. Economista en la Universidad Estatal de Washington, escribió en un correo electrónico a Kotaku. “Estados Unidos produce actualmente alrededor del 1 por ciento de las consolas. Incluso si estos aranceles se implementan gradualmente, todos estos costos se trasladarán a los consumidores, ya que no hay otras opciones con precios equivalentes... si bien la producción puede aumentar en los EE. UU., solo lo hará a un precio al consumidor más alto en relación con la actualidad. Al final, los jugadores estadounidenses soportarán la carga de estos impuestos”.

Por supuesto, todo esto depende de lo que realmente suceda en los próximos seis meses. Si la historia es una indicación, Trump podría amenazar con aranceles importantes solo para retirarlos a cambio de concesiones comerciales menores de otros países, declarando la victoria a pesar del cambio mínimo. s al status quo. Las grandes empresas tecnológicas y de juegos también podrían volver a presionar con éxito a la administración entrante para obtener exclusiones de las tarifas más altas, como lo hicieron en 2019. Sin duda, esa es parte de la razón por la que varios directores ejecutivos, incluido Satya Nadella de Microsoft, Recientemente se apresuró a felicitar a Trump por su victoria electoral.

O bien, el presidente electo podría simplemente cumplir una de sus mayores promesas de campaña y estimular una nueva ola de aumentos de precios de los juegos después de que las empresas ya aumentaron los precios tras la inflación posterior a la pandemia. “Si estos aranceles entran en vigencia, los jugadores pueden esperar pagar significativamente más por su próxima consola de juegos (¡así como por otros productos!)", escribió Richard Kowalski de la CTA en un correo electrónico a Kotaku“Los aranceles son impuestos que pagan los consumidores y las empresas estadounidenses y sofocan la innovación, ya que las empresas desvían recursos escasos al pago de aranceles y no a la contratación de talento estadounidense para trabajar en tecnologías de vanguardia”.

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